La India, el mítico Indostán que sedujo a Marco Polo, a Kipling o a George Harrison, no ha perdido un ápice de su poder de fascinación para todo viajero. Y ello a pesar de que en sus campos los tractores sustituyan paulatinamente al arado de bueyes y en las ciudades haya cibercafés, etc. La India es el país favorito de los grandes viajeros y el más nombrado en las encuestas llevadas a cabo en las webs dedicadas al intercambio de experiencias de trotamundos. Porque, además de todos sus ingredientes, cuenta con suficientes medios para cocinarlos a la vista del viajero: una estupenda y eficaz red ferroviaria que los pone casi en cualquier punto del país, unos autobuses que parten continuamente y llegan hasta donde no lo hacen los trenes, unos aviones a precios razonables que nos llevan de la nieve a una playa tropical en menos de tres horas y una desbordante oferta hotelera y de restaurantes que se ajusta a todos los bolsillos.